

MIRANDA DE EBRO // BURGOS



Apenas ha editado su primer disco y Ángel Stanich ya tiene renombre. Es El ermitaño del rock, el hombre parapetado tras una guitarra, una barba y una melena tan indomable como su personalidad. Su debut,Camino ácido, es ya uno de los más elogiados del año. Sus letras retorcidas, su voz inconfundible (algo que se dice muchas veces, pero que en su caso es cierto) y el enigma que rodea a su persona son los tres datos que definen al músico.
Ya sea pose o actitud, no repara en mostrar su alergia a las entrevistas y a las cámaras, y son sus rarezas sonoras (y personales) las que quedan en primer plano. Solo el tiempo dirá si es un estratega o un verdadero inadaptado, un Bukowski musical, pero las reacciones positivas a su trabajo discográfico son casi unánimes. Aunque a su entorno no le guste reconocerlo, tiene a Tom Waits, Albert Pla y Bob Dylan en su punto de mira y, además de pasotismo mediático, Stanich demuestra ambición sonora y un auténtico impulso eléctrico sobre el escenario.
Este cantautor lisérgico -como él mismo se define en Twitter- nacido en Santander, formado en Valladolid y afincado en Madrid, ha conseguido el apoyo de Chema Rey (Radio 3), de Javier Vielba, miembro deArizona Baby y de Corizonas y productor de su álbum, y del trío Sidonie

