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Montaña Rusa muestra a un grupo distinto, nuevo, experimentador y arriesgado. Más visceral y menos 

correcto. Con muchas ganas de comerse el mundo y con una fuerza casi sobrenatural que se pone de 

manifiesto a través de once himnos. Analicemos. 

“Lobotomizados” es el punto de partida. El espejo de lo que proyecta la nueva aventura de Second. Una 

descarga de electrodos pop-rock que se inyecta en tu cerebro de inmediato. Y no paras de bailar. Y de cantar, 

aunque no te lo propongas. Droga dura.  

 

Y el hechizo llega desde la primera nota de la guitarra y estalla en el estribillo. Algo, esto último, que destaca 

escandalosamente a lo largo de todo el disco. Lo normal es que esto sea lo más adictivo de una canción pero en 

Montaña Rusa, su poder está multiplicado por infinito.  Sus estribillos son demoledores. Atómicos. Escúchese el 

de “2502”, “Antiyo”, “Extenuación”, “La Barrera Sensorial”… Si tu intención es quedarte indiferente, no des al 

play. Estás avisado.  

Y todo ello con un lenguaje cuidado hasta el mínimo detalle, que se adapta a la perfección al nuevo envoltorio 

del mensaje. Y fluye con una facilidad asombrosa. Se han escogido escrupulosamente las composiciones que 

menos se parecían a las anteriores y Sean Frutos emplea una voz más limpia y convincente, jugando con los 

registros para que se desgarre, si es necesario (“Si todo se oxida”), y parezca de lo más natural. O para que 

contagie rabia como la que parece desprenderse en “La distancia no es velocidad por tiempo”. 

 

Abonos

Ebrovisión

2014

Asociación Amigos de Rafael izquierdo/ Miranda de Ebro 2014

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